El puerto romano de Brigantium es uno de los pocos muelles en el litoral atlántico del que se conoce su localización. Fue un enclave esencial como puerto de recalada y abastecimiento, pues la navegación romana era de cabotaje (es decir, sin perder de vista la cosa), por lo que los grandes navíos de altura requerían de lugares fijos de atraque para su abastecimiento, mantenimiento, reparación, transporte, carga y descarga y control fiscal.

Este hecho hace que consideremos la relevancia administrativa del asentamiento de Brigantium, pues debía contar con las dotaciones necesarias (almacenes, personal, infraestructuras...). Contamos, de hecho, con referencias epigráficas relativas a la recaudación, en las que queda recogido la existencia de personal administrativo con responsabilidades fiscales: este es el caso del esclavo Reginus Verna, que ejercía el cargo de exactor en Brigantium, es decir, responsable del cobro de los impuestos en la ciudad.

No obstante, no quedan demasiadas evidencias arqueológicas de este puerto. Todo parece indicar que se situaría en la zona de la actual Dársena. Existe un testigo escrito, relativo a la crónica de los cruzados británicos que lucharon en Lisboa, en la que se describen los restos del puerto como un puente con muchos arcos, correspondiente con una técnica romana típica para la construcción de puertos con forma de diques de arcada, con grandes pilastras de piedra que sustentarían vigas de madera. En la actualidad, fueron recuperadas bajo el mar algunos restos de este puerto, como grandes bloques de cemento en la actual Dársena, posibles fragmentos de columnas o varios cepos de ancla; evidencias reminiscentes del antiguo muelle de Brigantium, del que apenas podemos vislumbrar la verdadera relevancia que alcanzó en su momento.