Ayuntamiento de A Coruña

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¿Qué es?

La heroína es un opiáceo (derivado del opio) obtenido mediante síntesis química de la morfina.

Se presenta originariamente como un polvo blanco, inodoro y fino que, dependiendo del proceso de producción, puede presentarse con otro color y textura. Puede ser adulterada con quinina, lactosa, bórax, azúcar, almidón, etc., incluso se ha utilizado estricnina y otros depresores del sistema nervioso central como barbitúricos y sedantes. Las adulteraciones son las causantes de una parte de los problemas médicos derivados de su consumo, a lo que hay que añadir la contaminación con bacterias, virus, hongos o partículas tóxicas.

La heroína puede fumarse, inyectarse o inhalarse por la nariz. Las dos primeras vías de administración son las de acceso más rápido al cerebro y, por tanto, las que producen efectos de forma más rápida.

Efectos

La heroína activa un sistema de nuestro propio organismo denominado sistema opioide, que regula procesos físicos y psíquicos tan importantes como la sensación de placer, de satisfacción, el control del dolor y de las funciones respiratorias y cardiovasculares. Este sistema produce unas sustancias naturales llamadas opioides endógenos cuyos efectos son imitados en gran parte por la heroína. El consumo de heroína activa el sistema opioide de forma antinatural y produce cambios en el cerebro que obligan a la administración continuada de la droga para evitar sintomatología de abstinencia.

Su consumo provoca calma, euforia y una sensación de éxtasis. Actúa como un ansiolítico potente y como un antidepresivo. La intensidad de estas sensaciones dependerá de la cantidad de heroína tomada y de la rapidez con que llega al cerebro.

El efecto inmediato de la heroína es un flash al que sigue una sensación de euforia y, posteriormente, de somnolencia, acompañada a veces de vómitos, vértigos y disminución del ritmo cardiaco.

Riesgos

La heroína es una droga altamente adictiva. Con el tiempo, pierde la capacidad para producir el bienestar inicial que producía, lo que provoca un malestar cada vez mayor. Si al principio, la obtención del placer era la causa del consumo, con el paso del tiempo se busca aliviar el malestar que le produce la ausencia de la heroína.

La supresión del consumo de heroína ocasiona la aparición del síndrome de abstinencia, que aparece aproximadamente a las 8 horas de la última dosis, generando un profundo malestar entre las 36-72 horas y pudiendo durar hasta 10 días.

El uso crónico de la heroína mediante inyección provoca la aparición de venas cicatrizadas o colapsadas, infecciones bacterianas de vasos sanguíneos, abscesos y otras infecciones de la piel y tejidos blandos, enfermedades hepáticas, cardíacas y renales y complicaciones pulmonares (bronquitis, tuberculosis...)

Compartir las jeringuillas u otros útiles de inyección, así como mantener relaciones sexuales sin protección, provoca infecciones por virus como el de la inmunodeficiencia humana (VIH), los de la hepatitis B y C, etc.

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