Ilustración de David Sánchez, CC-BY.
Guardianes de la memoria colectiva
En sociedades no industriales, los mayores suelen tener una posición de prestigio por distintos motivos, y suelen ser también los que conservan la memoria colectiva de la comunidad. Son ellos quienes puede narrar la historia del lugar y transmitir las leyendas y los mitos que ayudaban a comprender el mundo, un papel básico y esencial en sociedades basadas en la cultura oral. El propio Estrabón indicaba que los mayores conservaban un mejor sitio en los banquetes y actividades colectivas, pues las sociedades se organizaban por rango y edad. No deja de ser tentador pensar en aquellos individuos más ancianos y respetados ocupando lugares privilegiados en los bancos corridos del Templo o de la Estructura Oval.
A pesar de que las evidencias funerarias de la Edad del Hierro del Noroeste son muy escasas, en otras áreas de la Península Ibérica se han realizado estudios de edad. En el yacimiento de Pozo Moro (Chinchilla Albacete) se analizaron 143 tumbas (datadas entre 500 a.C. y 1117 d.C.), obteniendo datos tan interesantes como una mayor mortalidad entre mujeres de entre 15 y 40 años, probablemente a consecuencia de una alta mortalidad propiciada por los partos. Estos indicios señalan que, probablemente, la edad media fuera muy baja, pero no solo por una mayor tasa de mortalidad, sino por la alta mortalidad infantil, que suele reducir en gran medida las medias de edad en sociedades con escasos recursos médicos.
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