Ayuntamiento de A Coruña

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El sueño de una ciudad

Todo estaba preparado para la 33ª Reunión del Comité de Patrimonio Mundial, que se celebró en Sevilla desde el 22 al 27 de junio de 2009. El Comité tuvo que estudiar 27 candidaturas entre bienes naturales y culturales, de las cuales sólo se inscribieron once bienes culturales, dos bienes naturales y tres ampliaciones de bienes ya declarados. A las 18:26 horas del sábado 27 de junio, la candidatura de Torre de Hércules dejó de ser un sueño para convertirse en un bien inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de acuerdo con el criterio III de las directrices operativas, que reconoce la excepcionalidad del faro por aportar un testimonio único sobre una tradición cultural o una civilización viva o desaparecida.

El trabajo del Instituto de Estudios Torre de Hércules, bajo la dirección del doctor José Luis Vázquez Iglesias, Manito, fue extraordinario y gracias a los fondos de la institución se financiaron varios estudios técnicos que formaron parte de un expediente inicial que se entregó a la Xunta de Galicia y al Ministerio de Cultura.

El fallecimiento del doctor Vázquez Iglesias en junio de 2007 no supuso la desaparición del Instituto, que continuó con su labor bajo la dirección de Segundo Pardo-Ciórraga y de Santos.

El camino de la Torre de Hércules hacia la declaración de Patrimonio Mundial se inició en marzo de 1986, cuando la diputada y escritora María Victoria Fernández-España, respaldada por el Centro Gallego de Madrid, hizo la primera petición para que este monumento fuera declarado Patrimonio Mundial.

La idea se retomó en 1989, coincidiendo con los actos que conmemoraban el II centenario de la restauración del faro dirigida por el ingeniero militar Eustaquio Giannini. La iniciativa tuvo una considerable repercusión social, pero no llegó a materializarse en medidas concretas.

En el año 2001 se pone en marcha una nueva iniciativa capitaneada por el doctor José Vázquez Iglesias, más conocido como Manito, un gran enamorado de la Torre, que seducido por la excepcionalidad del monumento que tantas veces había inmortalizado con su cámara de fotos, decidió crear el Instituto de Estudios Torre de Hércules para impulsar la candidatura de la Torre.

En torno al Instituto, Vázquez Iglesias consiguió aglutinar a las principales instituciones de la ciudad con el objetivo final de obtener el respaldo social e institucional necesario para que la UNESCO reconociera la Torre como un bien de valor universal excepcional y aceptara su inscripción en la Lista de Patrimonio Mundial.

Según se establece en las directrices prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial, los bienes que forman parte de la Lista tienen que demostrar un valor universal excepcional que los hace diferentes a cualquier otro bien y que justifica el criterio por el que el Comité de Patrimonio Mundial decide inscribirlo. En el caso de la Torre de Hércules, su valor universal excepcional reside en que es:

  • El único faro romano del mundo que se conserva si no completo, sí en más de un 60% y que continúa funcionando en la actualidad.
  • Es, además, un caso paradigmático de una intervención arquitectónica en un monumento de la Antigüedad porque cuando en 1790 Eustaquio Giannini proyectó la restauración de la Torre de Hércules, lo hizo aplicando unos criterios científicos, demostrando un respeto total por la integridad del faro y manteniendo su autenticidad. Por eso, la intervención, lejos de restarle valor, supone un atractivo más, porque demuestra la sensibilidad de los hombres y mujeres del siglo XVIII al intervenir en el patrimonio construido.

Valor universal excepcional

Los bienes que forman parte de la Lista de Patrimonio Mundial tienen que demostrar un valor universal excepcional que los hace diferentes a cualquier otro bien y que justifica el criterio por el que el Comité de Patrimonio Mundial decide inscribirlos.

En el caso de la Torre de Hércules, su valor universal excepcional reside en que es el único faro romano del mundo que se conserva en pie y que continúa funcionando en la actualidad y en que es, además, un caso paradigmático de una intervención arquitectónica en un monumento de la Antigüedad. Esto último se refiere a la restauración del siglo XVIII, realizada por Eustaquio Giannini, quien aplicó criterios científicos, manteniendo su autenticidad y demostrando así un respeto total por la integridad del faro.

Por todo ello, la Torre de Hércules aporta a la humanidad el conocimiento de la evolución de la técnica de señalización marítima desde la época romana hasta nuestros días. En este sentido, la Torre es un referente excepcional a través del cual se puede estudiar el desarrollo y la evolución de los diferentes sistemas de señalización y de ayuda a la navegación desde los comienzos de nuestra era hasta la actualidad.

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