Fotografía aérea del Templo Fálico y la entrada sureste a la croa, entre las que se encuentra el agujero de la fuente.
Agua fresca en el poblado
Además del pozo o aljibe, el castro de Elviña contaba con un segundo sistema de abastecimiento de agua en el interior del poblado. Entre el Templo y la cuesta de acceso a la acrópolis, en la primera terraza, se encuentra una fuente de agua. Cuenta con una estructura triangular, con una de sus paredes construida picando directamente en la roca y las otras dos con muros de perpiaño. Parece que, en sus orígenes, esta fuente estaba cubierta. En el interior, encontramos un podio arrimado contra una de las paredes, que hubo de hacer de asiento al amparo de las inclemencias meteorológicas.
¿La garita del centinela?
Durante las primeras campañas de excavaciones, José María Luengo sugirió que esta estructura podría tratarse de una garita del centinela, un espacio en el que los vigilantes se resguardaran. En las siguientes excavaciones, no obstante, esta posibilidad fue descartada al encontrarse continuamente inundada, además de constatarse que brotaba agua de forma natural. En este sentido, es necesario tener en cuenta que esta fuente cubierta puede relacionarse con el edificio del Templo, cuestión que no sería extraño dado el habitual vínculo entre construcciones religiosas y fuentes de agua, tal como sucede en la mayor parte de la Edad del Hierro de la Península Ibérica.
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