En lo que parecería un proceso continuo de purga y sanación, las películas de Luther Price beben de la propia (y trágica) historia personal y familiar del autor. Proceso que se fue depurando con los años, y que da de sí películas lejos de la complacencia, ejercicios de honestidad brutal casi físicamente perturbadores, crudos, descarnados y bellos, que provocan en quien los ve un cúmulo de emociones confuso. La muerte, la familia, operaciones quirúrgicas, el sexo y la violencia son algunos de los ingredientes con los que manufactura sus películas, en cuya superficie queda visible el rastro físico de su trabajo, tanto en la propia calidad material del film, como en sus característicos patrones de montaje. Luther Price (este nombre es un seudónimo: el más duradero del autor tras pasar por varios nombres y personalidades artísticas como Tom Rhoads o Brick) es natural de Massachussets, donde vive y trabaja. Empezó siendo escultor para desembocar en el cine, empezando a hacer performances y películas en super 8 en los 80, en las que encaraba directamente la autobiografía. Hacia los 90 empieza a trabajar en 16mm, ya exclusivamente con found footage, abordando los mismos temas pero ya sin referencias directas a su propia vida. Estos dos programas son una muestra que va desde esas primeras películas en super 8 a las más recientes, incluyendo también películas de varias de sus series: Inkblots (películas cuya emulsión fue abrasada de alguna manera, y que luego son repintadas), Ribbons (películas de 16mm en las que pega tiras de super 8), Garden Films(películas que fueron enterradas y sometidas a los elementos y su desgaste) y Biscuits (serie de películas hechas a partir de una fuente única, basadas en la repetición).

Red Rooster (1987, super 8, 4 min.)

Sodom (1989, super 8, 15 min.)

Meat Dry 02 (1999, super 8, 10 min.)

Ribbon Candy (2006, 16mm, 5 min.)

Door #2-37 (1997, super 8, 15 min.)

Gift Givers (2013, super 8, 8 min.)