En el transcurso de las intervenciones dirigidas por el arqueólogo José María Luengo Martínez, se localizaron los restos de una construcción de planta irregular con un banco corrido en su interior. Este banco presentaba un espacio libre en el que se localizó el conocido como "Ídolo Fálico", que, en palabras de su descubridor, daría nombre al edificio. La configuración de la estructura, la presencia de un relieve escultórico y la existencia de un banco corrido son elementos que permiten comprenderlo como una estructura de carácter religioso.

La pieza está formada por una piedra de granito redondeada en la parte superior. En la frente aparecía una figura, que cuenta con cabeza (con unos rasgos faciales que se intuyen, a pesar de que poco definidos), y un torso con dos brazos, sin piernas, más con un falo de desproporcionado tamaño que le otorga nombre al relieve y al edificio.

Los datos sobre la estratigrafía y los materiales arqueológicos de esta estructura son muy limitados, por lo que no existe consenso sobre su origen y adscripción cronológica. No obstante, la tradición constructiva de la edificación tiene una clara raíz indígena, continuando modelos y formas que se remontan a las primeras centurias de la Edad del Hierro. El propio Ídolo también parece tener una factura de origen local. Estos aspectos, unidos al hecho de que el verdadero auge constructivo del castro acontece entre los ss. III e I a.C., podrían insinuar que pertenezca a esta misma fase, si bien quizás se requieran de más estudios que apuntalen estas informaciones.