Durante la excavación del Templo del Ídolo Fálico, además del conocido relieve escultórico que le da nombre al edificio, se documentó una pequeña pizarra con una inscripción. José María Luengo, responsable de la excavación, estimó que se trataba de un exvoto escrito en latín cursivo, que realizaría uno tal "Tinginatus" o "Tivigenius" a una divinidad desconocida.

En la actualidad, los últimos estudios indican que la interpretación de José María Luengo no era correcta, pues podemos descartar que estuviera escrito en latín. Desgraciadamente, desconocemos la lengua en la que estaba escrita o el silabario al que pertenece, siendo posible que no se trate de un texto verdadero, sino de una imitación de escritura hecho por gente que desconocía el lenguaje escrito. No obstante, todavía queda mucho por investigar y descubrir sobre el origen de esta enigmática inscripción.