El agua es un elemento que me emociona.El agua me calma, me desasosiega, me conmueve, me irrita, me pasma, me aterra...

El agua del mar, de un río, un lago, el de la lluvia cayendo, la que fluye por un canal, la de una cascada que se precipita, o la que resiste en un simple charco. Agua sobre agua, bajo agua, entre agua, minúscula gota o masa inmensa que ninguna mirada es capaz de abarcar.

Todas las caras de su belleza consiguen desbordarme, anulando el paso del tiempo, o su consciencia. Su infinita paleta de azules, grises y verdes, negros en la noche. Sus fondos, al alcance de la mano o tan profundos que aterran, esos de monocroma belleza o de tal explosión de color que son casi una burla para nuestra imaginación.

Su temible rugido, la caricia del rumor de su vaivén o la soledad demoledora de su silencio interior. Su fuerza cuando empuja y arrastra, volviéndonos insignificantes, su delicado abrazo si consiente en mecernos, flotando en ella, su líquida persistencia para fluir y escapar siempre.

¡Qué irritante cuando se alía con el viento y cae su frío sobre ti, para empaparte y, a la vez, qué plácida esa furia cuando sucede tras el cristal!

¡Y qué mágica capacidad para prolongar el mundo en su reflejo, allá donde todo es mentira y, sin embargo, muchas veces más bello que la verdad misma!

Me gusta tanto el agua, que ser capaz de pintarla era un reto temido.

Este es sólo un minúsculo intento, un primer paso hacia ella y, por supuesto, mi pequeño homenaje por la inmensa pasión que en mí despierta.

Eva Carrera