Cuando me encargaron este proyecto sobre discapacidad relacionada con un entorno natural lo tenía muy claro, pero a medida que el trabajo avanzaba esa claridad se iba difuminando cada vez más.

No existe etiqueta más vacía de realidad que la de discapacidad y discapacitado. ¿Discapacidad? ¿Discapacitado? Discapacitado, ¿por qué? ¿Para qué? ¿Para quién? La normalidad es un espejismo, una simple etiqueta que separa, todos somos en esencia iguales, porque todos llevamos dentro, y algunos incluso por fuera, alguna discapacidad y con este trabajo lo único que se pretende es romper fronteras y mostrar que todos somos diferentes, y precisamente en esa diferencia radica el concepto de normalidad.

Todos somos normales, todos tenemos nuestra forma de ser y estar. No existe la discapacidad, los límites que nos pone la vida están para saltarlos y avanzar pantalla. La única discapacidad realmente grave es la falta de corazón. Y nunca, nunca debemos olvidar que nuestras capacidades son siempre más grandes que nuestras discapacidades. ¡Viva la diversidad!