Ayuntamiento de A Coruña

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Planta de una unidad doméstica

Ámbitos domésticos

La evolución de la unidad familiar

Las viviendas no son solo un techo bajo el que resguardarse: son una consecuencia de los distintos factores socioculturales, climáticos, tecnológicos y simbólicos, y las de Elviña reflejan la transformación de una sociedad durante más de 400 años.

La mayoría de las estructuras halladas en el castro de Elviña son viviendas o construcciones domésticas: entre ellas se recogen ejemplos de las diferentes tipologías conocidas para los castros del noroeste peninsular. Esta variedad constructiva evidencia el profundo cambio cultural que trajo la romanización.

Las unidades domésticas se sitúan principalmente en la croa, de entre las zonas que han sido excavadas, aunque también podemos encontrarlas en las laderas sur y sureste del castro, las zonas más protegidas del viento del norte y con mayor exposición durante las horas de sol.

Cada unidad doméstica está constituida por varias construcciones con diferente funcionalidad (habitación y almacenamiento, principalmente), conectadas entre sí por espacios intermedios que funcionan como patios, y adosadas unas a otras. De esta forma se articulan una serie de relaciones espaciales que condicionan la circulación interior y que les confieren una cierta independencia del resto de las viviendas.

El número de construcciones y espacios que forman cada unidad doméstica varía de unas a otras.

La tradición

Las viviendas de piedra más antiguas que podemos ver en el castro Elviña son las de planta circular, que datan de entre los siglos IV y I a.C. Las viviendas tienen entre 3 y 5 metros de diámetro, y carecen de divisiones internas. En ellas todos los miembros de la familia convivían en una única habitación.

Estaban cubiertas con tejados cónicos de paja, la solución más rentable para hacer frente a las frecuentes lluvias de la zona. Este tipo de cubrición obligaba a construir las viviendas separadas unas de otras para poder desaguar el agua de los techados sin que cayese en la vivienda del lado.

La puerta es el único vano de iluminación, es decir, las viviendas más tradicionales no tenían ventanas. En el centro se disponía un poste que sostenía la cubierta, y al pie de este poste normalmente estaba el hogar. As distintas zonas de uso de la vivienda venían definidas por la iluminación: en la zona más iluminada y visible desde el exterior se desarrollaban las actividades principales (preparación de alimentos, elaboración de útiles y tejidos,...), y en la zona de semioscuridad, con un mayor grado de privacidad, dormían y almacenaban el ajuar doméstico.

La transición

En torno a los siglos III y II a.C. las viviendas comenzaron a sufrir importantes cambios en sus estructuras. Junto a las viviendas circulares aparecieron otras de plantas ovaladas que además permitían una mejor adaptación al terreno.

Al igual que en la fase anterior la decoración interior de la vivienda no se tiene en cuenta y las viviendas tienen unos muros de doble cara mucho más cuidados en el exterior. Todavía no existe una gran preocupación estética.

Las esquinas de estas viviendas empezaron siendo redondeadas y poco a poco irán integrando esquinas en ángulo vivo, con lo que ya tendríamos que hablar de estructuras de planta mixta.

El cambio

La conquista romana introdujo las viviendas de planta cuadrada y rectangular, que combinaban esquinas vivas y redondeadas, y en las que se aprecia una importante mejora de las técnicas constructivas y el interés por la decoración.

Además, las viviendas empiezan a cubrirse de teja y a dividirse en estancias interiores. También se crean estructuras de control del acceso a la vivienda (atrios pavimentados, escalones o umbrales perfectamente definidos), que diferenciaron claramente tres zonas en ella: un espacio público, otro semipúblico y un área totalmente privada.

El hogar pasó a situarse en un lateral para aprovechar mejor el espacio interior de la vivienda. En el exterior las construcciones también empezaron a organizarse de una forma más ordenada, siguiendo un patrón más racionalizado e intercalándose con las antiguas viviendas circulares y ovaladas.

Esta fue la forma de construir desde el siglo I a.C. hasta el abandono del castro, en el II d.C., y que definió las estructuras que vemos hoy en día en Elviña.

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