El castro y el asentamiento de la península de A Coruña ejercieron una gran influencia en la estructuración de la región. A pesar de que no contamos con demasiados datos sobre redes viarias prehistóricas y antiguas, sabemos que existe un trazado pavimentado en el Castro de Elviña que, orientado en dirección NW-SE, se corresponde parcialmente, con la ruta del camino tradicional de Castro a Mesoiro. Esto no debe resultarnos extraño, pues las rutas, a lo largo de la historia, tienden a reutilizarse, reinterpretarse y modificarse, olvidando y tapando los viejos caminos, pero preservando su memoria a través de la reutilización de una misma zona de tránsito.

De hecho, en el entorno de Elviña existen una serie de caminos organizados de forma que permiten la comunicación y acceso del entorno inmediato del castro, y que quedaron impresos en el espacio rural tradicional. Entre otros, se conservan denominaciones como el Camino del Escorial o el de la Agra do Bico, además del mencionado camino de Castro a Mesoiro.

En época galaicorromana, el sistema de caminos experimentó una notable transformación. Es muy probable que existiera un acceso de una de las principales vías del noroeste, la Vía XX o Per Loca Marítima, que daría acceso al propio Brigantium y que lo conectaría con el resto de los asentamientos más relevantes del NW. En la actualidad, se desconoce la localización concreta de este camino, si bien es probable que accediese por las zonas de tránsito natural situadas en el entorno de Ledoño, sorteando el Monte Xalo por su parte oeste.

Con la expansión urbana de la ciudad, muchas de las evidencias relativas al modo de vida tradicional, incluyendo también las redes de caminos, fueron profundamente alteradas o destruidas por completo. La desaparición del modelo de vida tradicional provocó la ruptura y el desconocimiento de nuestras viejas costumbres y la pérdida de información necesaria y valiosa para conocer nuestras raíces.