Son numerosos los ejemplos de avances científicos que forman ya parte de nuestra vida cotidiana, que han cambiado nuestras costumbres y hasta nuestra forma de ver el mundo. Así por ejemplo, hoy, más que nunca, sabemos lo importante que es lavarnos las manos, pero no siempre ha sido así.

Hasta mediados del siglo XIX, en el ejercicio médico no se contemplaban las medidas de asepsia que hoy en día se aplican de forma generalizada, como la desinfección de las manos. Esta práctica tuvo sus inicios en 1847, cuando el médico húngaro Ignaz Semmelweis demostró su importancia a la hora de reducir las infecciones y la mortalidad de las mujeres que acababan dar a luz.

Durante estos días, uno de los mensajes que más insistentemente trasladan autoridades y profesionales es el de lavarnos las manos como medida de protección frente a los contagios, una acción que debería formar parte de nuestros hábitos diarios.

Para motivar a los más pequeños y ayudarles a comprender por qué es importante lavarse las manos, puede resultar útil esta sencilla experiencia, que se puede reproducir en casa.