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Cuándo:

18 de septiembre de 2013

Huella hídrica: no solo es importante la huella de carbono

La importancia del agua dulce como recurso imprescindible para la vida es por todos conocida. En las próximas décadas, el incremento de la población mundial y los efectos del calentamiento global (sequías, salinización de acuíferos&) provocarán que este valioso recurso sea cada vez más escaso. Es por esto que se ha de hacer un esfuerzo especial en la adecuada gestión del agua, y una herramienta disponible para ello es la huella hídrica.

En todo el mundo usa el agua para beber, cocinar y lavar, pero se utiliza incluso más agua para la producción de bienes como alimentos, papel o algodón. La huella hídrica es un indicador del uso de agua, tanto directo como indirecto, de un consumidor o productor.

Según Hoekstra y Hung, la huella hídrica se define como el volumen total de agua dulce usada para producir los bienes y servicios producidos por una empresa, o consumidos por un individuo o comunidad. La metodología de cálculo de la huella hídrica clasifica el agua en tres categorías: agua azul, agua verde y agua gris. Así se distingue entre el agua agua dulce superficial y de acuíferos (agua azul), el agua vinculada a la precipitación y su almacenamiento en forma de humedad del suelo (agua verde) y el flujo de agua contaminada o agua necesaria para diluir los contaminantes hasta mantener un equilibrio ecológico (agua gris).

Así como al tratar la huella de carbono se considera la posibilidad de compensar las emisiones entre diferentes áreas geográficas por el carácter global de los efectos de los GEIs, no se puede hacer lo mismo con la huella hídrica. Esto se debe a que los efectos, perniciosos o positivos, de la gestión del agua están restringidos al entorno local y, por lo tanto, no cabe la posibilidad de compensar los consumos de agua entre regiones remotas.

Sin embargo el comercio internacional de bienes intensivos en consumo de agua genera incrementos de consumo de agua en el país productor y reducciones en el país comprador. Este fenómeno se conoce como flujo virtual de agua internacional.

Como consumidor se puede reducir la huella hídrica directa instalando perlizadores en los grifos, utilizando ciclos “eco” en lavadoras y lavavajillas, haciendo descargas parciales de la cisterna, etc.
La huella hídrica indirecta (el consumo de agua vinculado a los bienes adquiridos) es mucho mayor que la huella directa y puede reducirse sustituyendo los productos más intensivos en consumo de agua por alternativa más eficientes desde el punto de vista hídrico. Sería muy interesante disponer de información sobre la huella hídrica en el etiquetado del producto para poder tomar decisiones sobre la compra del mismo.

Algunas cifras de huella hídrica

  • 1 kg de carne de ternera: 13.620 l
  • 1 kg de carne de cerdo: 4.364 l
  • 1 kg de carne de pollo: 3.546 l
  • 1 l de cerveza: 686 l
  • 1 kg de patatas: 900 l
  • 1 kg de arroz: 3.400 l
  • 1 kg de chocolate: 24.000 l
  • 1 kg de azúcar: 1.500 l

Más información:

http://environment.nationalgeographic.com/environment/freshwater/embedded-water/
http://www.waterfootprint.org

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